Nuestros
lugares.
Texto: Julián Andrés
Fotografía: César Cobo
En norte y grava nos gusta viajar, nos gusta explorar. Esto, creemos que es algo compartido en la comunidad ciclista. La bicicleta tiene esa cosa maravillosa de descubrir sitios nuevos, algo que de una forma magnética nos atrae irremediablemente a muchos. Pero hoy queremos hablar de algo diferente, queremos hablar de como es volver a casa, a los viejos caminos, a esas carreteras, sendas y pistas que nos vieron crecer como ciclistas.
A veces es volver a caminos y carreteras que nunca hemos abandonado y otras es volver después de muchos años sin rodar en aquel viejo territorio. Sea como fuere, queremos homenajear humildemente a todas esas rutas que nos ayudaron a iniciarnos y que de una forma casi mágica hicieron sentirnos a nosotros, los ciclistas, unos exploradores de lo conocido y también hicieron, casi sin darnos cuenta otra vez, que se despertase un amor por las dos ruedas que en muchos de los casos perdura hasta nuestros días.
Y quizás el paso del tiempo nos hace mirar con ojos nuevos todo aquello que se inicio en un puerto, un sendero, un bosque o un atardecer junto al mar. Las personas crecemos, maduramos y muchos, seguimos pedaleando, quizás sin el ímpetu de la pura juventud, física que no del alma. Y estamos agradecidos, por poder rodar en casa, una vez más.
Arriba: Camino hacia Seña y Liendo (La Yesera). Abajo: Laredo desde Las Cárcobas.
Luces, pedales, noche y día.
Y sin duda, volver a rodar en casa es volver a sentirse vivo de nuevo.